. EL ESTIGMA HISTÓRICO DE LA MENSTRUACIÓN
El ciclo femenino (sobre todo la menstruación como manifestación física) ha sido y sigue siendo objeto de TABÚ SOCIAL desde tiempos remotos: la sangre, la capacidad reproductora, las múltiples energías asociadas a un proceso orgánicamente rítmico son recordatorios perennes:
- de lo misterioso y complejo de de la vida
- del asombroso poder creador que pulsa en el interior de cada mujer
- de la imposibilidad de dominar la vida y la Tierra.
Y todo esto no lo puede consentir la sociedad¡¡
¿Pero siempre hemos sido repudiadas y consideradas cuerpos de segunda fila o alguna vez ha existido un Edén donde las mujeres han vivido en verdadera fusión con su naturaleza y con reconocimiento social?
Aunque hay discrepancias históricas al respecto y los oficialistas tachan estas teorías de románticas e ingenuas, muchos autores confirman la existencia de una lejana época dorada para las mujeres, para los hombres y para la naturaleza. Una época que puede regresar si se da un cambio de rumbo en nuestra caduca y torcida civilización. Veámoslo:
Érase una vez
las pacificas culturas MATRIARCALES de hace más de 5000 años en las que la conciencia imperante fue la femenina y el ciclo menstrual y el cuerpo de la mujer se consideraban sagrados. Eran sociedades sedentarias, organizadas, respetuosas y cuidadosas con el entorno y unidas a él y con unos valores de intuición, compasión, fusión y honrar a la Naturaleza.
Pero fueron conquistadas por la visión masculina agresiva, móvil, activa y guerrera y se estableció en el planeta un periodo depredominio patriarcal que aun perdura con valores de tecnología, guerra, destrucción ecológica y sometimiento y discriminación de la mujer y la Naturaleza.
Durante los últimos 5 milenios, la civilización occidental ha descansado sobre esta mitología del patriarcado. Y por supuesto nuestra visión del cuerpo femenino y el sistema médico también siguen leyes y creencias de orientación masculina. ¿Cuáles son?
1. LA ENFERMEDAD ES EL ENEMIGO: La medicina alopática no trata nuestro cuerpo como algo holístico y tendente a la salud sino como órganos y piezas independientes y zona de guerra con predilección por la cirugía y medicamentos. Hay un enfoque agresivo de la enfermedad. Lo natural y no tóxico se considera inferior a la artillería pesada de los fármacos y otras técnicas invasivas.
2. LA CIENCIA MÉDICA ES OMNIPOTENTE: Creemos que el sistema nos va a mantener sanos. Se nos ha inculcado el mito de los dioses médicos que saben más que nosotras sobre nuestro cuerpo y que ellos tienen siempre la respuesta y la cura.
Nuestra sociedad no alienta, no reconoce y no respeta nuestra capacidad para sanar o mantenernos sanas sin ayuda externa constante.
Ellos inventaron la píldora anticonceptiva que es lo más irrespetuoso que existe sobre el cuerpo femenino (ver capítulo 6) y nosotras lo acogimos con los brazos abiertos y adulación. Durante años se han realizado histerectomías innecesarias (total ¿para qué sirve un útero después de la menopausia?) y no pasa nada. Ellos son los que saben, nosotras obedecemos.
3. EL CUERPO FEMENINO ES ANORMAL: La visión judeocristina del mundo que inspira la civilización occidental considera que el cuerpo y la sexualidad femeninos, representados en Eva, son responsables de la caída de la humanidad. Así que no es precisamente admiración y respeto lo que se siente por nuestro cuerpo.
La mayoría de mujeres interiorizamos que hay algo fundamentalmente mal en nuestro físico, si no ¿cómo se explican los elevadísimos índices de cirugía estética?
La sociedad nos ha empujado a creer que nuestros olores y formas naturales son inaceptables, que nuestro cuerpo es esencialmente sucio y que necesitamos vigilancia constante de limpieza y frescura para no ofender.
Contemos los anuncios de la TV para reparar el cuerpo femenino: desde la crema talones-agrietados hasta las canas, pasando por celulitis, piel de naranja, higiene intima, compresas odor-fresh, desodorante, miles de perfumes, Corporación Dermoestética y demás talleres estéticos, etc.
Esta denigración de nuestro cuerpo ha sido la causa de que muchas mujeres tengan miedo de sus procesos naturales o sientan repugnancia por ellos.
Y este miedo ha favorecido la sumisión a la medicalización de las funciones naturales como menstruación, menopausia, parto, lactancia y crianza.
El ciclo menstrual se relaciona con la vergüenza y con la naturaleza oscura e incontrolable de las mujeres. Y el tabú asociado al ciclo menstrual sigue vigente hoy. No por tener MP3 y Blackberry nos hemos librado de los prejuicios históricos.
Aparte de la violencia y el miedo, nada ha sido tan eficaz para relegar a la mujeres a un lugar secundario que la degradación del ciclo menstrual.
Toda nuestra sociedad (materialista y mecanicista) nos mantiene desconectadas de lo que sabemos y sentimos.
Desatendemos nuestros sentimientos, intuición, espiritualidad y todas las experiencias de la vida que no se pueden juzgar con la parte racional de la mente o medir con los 5 sentidos, pero nuestra guía interior nos llega primero a través de nuestros sentimientos y la sabiduría de nuestro cuerpo, no a través de la compresión intelectual.
Y ese es precisamente el poder de la menstruación.
Hay una estrecha relación entre el psiquismo de la mujer y el funcionamiento de los ovarios a través de las hormonas:
- Antes de la ovulación estamos extrovertidas y animadas
- Durante la ovulación estamos muy receptivas hacia los demás
- Después de la ovulación estamos mas introvertidas y reflexivas
En la antigüedad, fue a través de este estado alterado de conciencia de la menstruación que las chamanas, curanderas y más adelante las sacerdotisas, aportaron al mundo y a su propia comunidad su energía, claridad y conexión con lo divino. El papel de estas mujeres fue fuertemente reprimido por la religión patriarcal pero perduró de forma clandestina en la adivina o BRUJA como el último vinculo con las primitivas religiones matriarcales. Lo que en el pasado se llamaba brujería era muchas veces capacidades femeninas: entender el propio cuerpo y responsabilizarnos de la salud.
Ya sabemos los que pasó con las brujas verdaderas, falsas y casi todo lo que llevaba faldas durante la oscura e inflamable Edad Media y en la historia posterior.
Y con el paso del tiempo la sociedad negó la existencia de estos poderes femeninos. Pero negar no significa que no existan. Y ahora veremos cuáles son y cómo usarlos.
Germaine Greer, importantísima autora feminista con 2 famosos libros: “La mujer eunuco” y “La mujer completa” se queja y denuncia lo siguiente:
“Nada se ha hecho para dotar de atractivo o de respeto al ciclo menstrual”
“Ni las mujeres ni los hombres tienen una actitud positiva hacia la menstruación”
“Si te crees emancipada intenta probar cómo sabe tu sangre menstrual, si la idea te repugna te queda un largo camino por recorrer, nena.”
“Si las mujeres consideran su propio fluido menstrual como una porquería, señal de que estamos muy lejos de sentir el orgullo por nuestra naturaleza femenina que es una condición necesaria para la liberación. Y señal de que la regla sigue apareciendo como una excreción, como la licuación de la abyección”
Como a peor no podemos ir respecto a la menstruación, vamos ahora a analizar su verdadero significado y propiedades.
*Fuente: Eldedoenlallaga.com